Por Clemente Terrero*
Un líder debe permitir el desarrollo los dirigentes que van emergiendo de forma en los espacios de la lucha social por el bien de la causas, única manera de mantener viva la organización.
Debe ser un hombre visionario, evitar que surjan conflictos que pueden ser prevenidos, respetando siempre el derecho de sus compañeros. El relevo es un derecho sagrado que garantiza la armonía en la organización.
Un líder no debe dejarse cegar por los celos y ser una retranca para el avance del nuevo liderazgo. La vida es dinámica, los cambios siempre se producen se quiera o no. Se van a producir sin traumas, o por la confrontación, y sino el tiempo se encarga de hacerlo valer por si solo de manera natural.
No se debe cortar las alas a los que quieren volar, a los que luchan por lo nuevo, por lo que tiene sentido en esta vida, a los que se esfuerzan por llegar hasta donde sus posibilidades físicas y mentales les permitan.
Hay que dejar que los nuevos dirigente vuelen, que sus alas se abran libremente y desde la distancia disfrutar su vuelo, como se disfruta el vuelo de las águilas, cuando surcan el firmamento para llegar a su destino.
No permitamos que nuestros corazones se endurezcan, que la sombra de lo viejo oscurezca nuestros pensamientos y marchiten nuestros sentimientos. La vida es cambio, dejemos que pase lo que tiene que pasar, lo nuevo, lo nunca visto, lo nunca vivido.
Los cambios se producen por encima de la resistencia del poder, ejemplos sobran en el mundo. Ser inteligente es dejar que los procesos se produzcan sin traumas y sin resentimientos, sin sufrimientos y sin rencor.
Ningún líder ha sido eterno, no se vive para siempre, por eso que deben servir de puente, para que se promuevan las nuevas ideas, que se proyecte todo el que quiere asumir el compromiso de dirigir las futuras jornadas de lucha en la sociedad, en cada momento, con valentía, con humildad y desprendimiento.
Un líder no debe convertirse en una piedra en el camino, no debe impedir el avance de los dirigentes más hábiles, no debe ser un obstruir el ascenso del relevo emergente, de aquellos que se han ganado ese derecho, hay que acompañarlos en el fragor de la lucha.
No se debe obstaculizar el avance de los dirigentes más fogosos, de mentes luminosas y creativas, por el contrario, hay que apoyarlos en su desarrollo, para que prevalezca la paz dentro de los movimientos.
No le cortes las alas, déjalo volar, déjalo que llegue hasta el infinito si le es posible, déjalo que explore los confines del universo. Deja que el destino sea el que decida lo que tiene que decidir.
*El autor es infectólogo, director del hospital Infantil Robert Reid Cabral.-