En la confianza está el peligro, es una frase que la hemos escuchado muchas veces, viene dada por cosas que le han pasado a las personas por su exceso de confianza, razón por la cual han sido afectados por la actitud adoptada por amigos, compañeros o colaboradores cercanos.
Esta situación ha generado cuestionamientos a la confianza, surgiendo diferentes puntos de vista sobre el tema, unos en pro y otros en contra, algunos dicen yo no creo en la gente, o, esa persona no es tu amiga porque no cree en ti, también se escucha, hay que creer en los amigos, porque los amigos son como hermanos.
En la confianza está el peligro, es una expresión que sale de la sabiduría popular, creada por personas que han vivido desgarradoras historias generadas por gente de confianza o por situaciones que le ha sucedido a alguien que conocen. Es una realidad latente, para la que hay que prepararse.
La confianza es una debilidad, confiar en alguien sin tener en cuenta que no se sabe lo que el otro está pensando, si lo que quiere es engañarte. Por eso se debe ser cauto y tratar de interpretar lo que esa persona puede estar pensando y cuáles son sus intenciones. No debes dejar que te agarren en tu buena fe y, a la hora de la verdad te dejen como perico en la estaca, esperando lo que no sucederá.
No se debe confiar completamente en una persona, por más cerca que esté de ti, porque puede que te lleves una sorpresa. Para que no te ocurra, tienes que estudiar muy bien a la persona, tener una idea de que es lo que quiere.
No te debes dejar engañar por gente de tu confianza, no hay cosa más desagradable en la vida que sentirse engañado y traicionado, por alguien a quien tú has apoyado y entregado toda tu confianza. Es una situación dura de ver, pero es real y no podemos hacernos de la vista gorda, porque la realidad es la que manda.
No es que seamos cerrados, sino más bien tener cuidado, saber qué se puede confiar y que no, para evitar consecuencias funestas. Las cosas no deben dejarse a merced de la confianza, más bien se debe ser cauto a la hora de depositarla.
En la sociedad, las tentaciones y las necesidades van de la mano y son muchas, situaciones que provocan que la gente haga cosas en contra de sus principios y valores. Solo el que tiene una férrea conciencia, podría resistir una propuesta maliciosa.
Es recomendable tener mucho cuidado, sin exagerar ser como Santo Tomás, ver para creer. Por el es riesgo que es poner en manos ajenas cosas íntimas y de valor. Suele ocurrir que a quienes se les tiene mucha confianza no cumple lo prometido, porque la confianza no se controla, depende de la voluntad de otros, por tanto, no es seguro saber que sucederá.
El que confía en la gente tiene que tener claro que puede recibir una decepción. Por eso, es recomendable decirle a la gente, no es que no te tenga confianza, sino más bien, quiero estar seguro de lo que hago, creeré cuando me lo demuestre, cuando vea las evidencias, los hechos de que se cumplió lo prometido.
Si usted se apoya solo en la confianza, de seguro que en algún momento se puede arrepentir. No crea en palabras, crea en hechos. Los hechos son confianza, dígales a todos, lo creo cuando me lo demuestren.