Por Julio Gómez Feliz
En fecha 2 de junio del año 1950, fue creada la primera academia de música con que contó la población de Cabral, durante la gestión municipal del síndico de entonces, Sr. Pablo Urbáez, de cuyo ayuntamiento era presidente era entonces el ciudadano Floricel Núñez (Chucho).
Como director de dicha institución –que a la vez lo fue de la banda de música creada tiempo después–, fue invitado a Cabral y designado al frente de la misma el experimentado músico Delio Gautreaux, oriundo de San Pedro de Macorís, lo mismo que su hermano músico don Julio Gautreaux. Como sueldo el ayuntamiento local le fijó al Sr. Gautreaux el monto de $ 40.oo pesos.
Esta naciente academia formó como músicos a los primeros estudiantes y con ellos fue conformada la primera banda de música de Cabral. En 1954, dicha banda de música hizo su primera exhibición o presentación con un concierto público, haciéndolo tan exitoso que mereció los elogios y los más encendidos aplausos de los cabraleños presentes en la festiva exhibición musical.
Aquel primer centro de enseñanza musical se encargó a partir de entonces de formar a los primeros estudiantes que serían –y de hecho fueron– integrados como músicos en la flamante academia musical. Sus primeros integrantes fueron: Delio Gautreaux, como director; Delio Limbert Fernández, (hoy médico pediatra de fama internacional); Dinardo Alcántara (Rumanio); Antonio Féliz Labourt, José Altagracia Pérez (El Ko), quien falleció accidentalmente en San Juan de la Maguana, siendo sargento de la Policía Nacional), Máximo Cury, Salvador Urbáez, Andrés Gonzalo Féliz, Bolívar González C.; Marcos Antonio Matos, José González Espinosa (Guayubín), Pedro Morales Féliz, Carlos España Féliz, Abraham Féliz (Abrahancito), Carlos Sebastián Báez (Negro Carlitico), Manuel (Manolo) Féliz, Carlos Sucre Féliz Suárez, Claudio de Jesús Féliz, Marcos Féliz y otros.
Sin duda que aquellos egresados de esa primera academia de música, en los años 50 del siglo XX, fueron todos experimentados solfistas y músicos de probada calidad, reconocidos no solo en su pueblo Cabral, sino además en la ciudad de Barahona, en Santo Domingo y en otros pueblos de la República donde actuaron en posteriores presentaciones.
Además, la banda de música cabraleña, como institución jugó un importante rol en
la vida cultural musical del pueblo de Cabral, pues a ella posteriormente se fueron integrando nuevos y jóvenes músicos bien formados en el arte musical.
Todos ellos en cierta forma les dieron continuidad o mejoraron en forma preciable las tradiciones musicales locales del municipio que, dicho sea de paso, fue el segundo pueblo en la región suroeste –después de Barahona– en contar con un conjunto musical que traspasó las fronteras cabraleñas, e hizo posible que la Mangulina, como género musical y de baile autóctono, fuera conocida en los demás pueblos del Sur y del pais.
Otros músicos que dirigieron la academia de música en Cabral con notable capacidad y éxito, siendo a la vez directores de la banda, son conocidos los nombres de los músicos De Wind, Alfredo Santana, Ojito Verde Corporán, (de Barahona), y más posteriormente llegó también a dirigirla el señor Julio Vilorio, oriundo de Santo Domingo; volviendo luego a ser conducirla, hasta comienzos de la década del 90, por el señor Alfredo Santana, y finalmente la dirigió el conocido músico barahonero Librado Santana, hasta el año 2000.
Nuestra primera banda de música, integrada por jóvenes correctamente uniformados y exhibiendo en el manejo de su instrumento notables conocimientos, amor a su oficio y adecuada formación musical, los jueves y domingo de cada semana, solían amenizar estimulantes y motivadores “conciertos de gala”, en el parque municipal, los cuales concitaban y atraía a numeroso público, que religiosamente acudían procedentes de los distintos sectores del pueblo, cada quien –hombres, mujeres, jóvenes adolescentes, niños y niñas vestidos de forma impecable–, a entretenerse y divertirse durante las noches con las agradables y hermosas piezas musicales (danzas, danzones, mangulinas, carabinés, boleros, y otras), que les regalaba como diversión el ayuntamiento. También aquella Banda de Música se daba en realizar hermosas alboradas durante las madrugadas por las calles de la población los días festivos, especialmente el 27 de febrero y 16 de Agosto; fechas de la Independencia Nacional y de la Restauración de la República.
También, nuestra naciente banda musical solía acompañar al cementerio, el cortejo fúnebre de los cabraleños que fallecían, si en vida fueron católicos, casados y fieles a la santa iglesia, o si al momento de fallecer poseyeron méritos sociales, o fueron de reconocida moralidad pública.
Sin embargo, toda esa imagen y ese historial quedó desmoronado cuando dieciocho años después, es decir, el 14 nombre de noviembre de 1974, esa institución musical –que no era ya un “pino nuevo”, como se le designaba al principio, sino una entidad cenicienta, abandonada, descuidada económicamente hablando–, fue desmantelada y finalmente suprimida por el ayuntamiento municipal de entonces. De ello al pueblo de Cabral nunca se le dio ninguna explicación de tan funesta medida; aunque la responsabilidad de la misma no fue en verdad exclusiva del síndico de entonces, señor Lépido Japonés Suárez, sino del líder político que en esos años ejercía el poder político en el municipio.
No pocos cabraleños se han preguntado muchas ocasiones: ¿cómo puede explicarse el hecho de que, habiendo sido en tiempo de un régimen dictatorial, como fue el de Rafael Leonidas Trujillo, cuando fue creada la banda de música; y ello ocurriera sin embargo, en un gobierno reputado de “democrático”, (el gobierno del Dr. Balaguer) y en la gestión municipal dirigida por jóvenes con mentalidad progresistas y comprometidos el cambio histórico de Cabral, cuando se produjera su desmantelamiento y su desaparición?
De igual manera se destacaron los músicos Evangelista Urbáez y Pascual Urbáez, hermanos éstos de los dos primeros. Los padres de estos cinco músicos fueron José Joaquín y Mayana Urbáez, del sector del Pueblo Arriba del antiguo pueblo del Rincón.
(El autor de esta obra, como saxofonista de segunda clase, fue del reducido núcleo de jóvenes que integraron la banda de música del municipio. A ella ingresó a los 16 años, designado por el Ayuntamiento en el año 1967, con sueldo mensual de $ 40.oo pesos. Esa función la desempeñó hasta el año 1971, cuando la entidad fue desmantelada por recomendación del síndico de entonces, el benemérito Lépido Japonés Suárez).