JIMANI: En 2004 residentes en comunidades próximas al río Blanco fueron impactados con una avalancha de agua y lodo generada por las intensas lluvias. Expertos en la protección al medio ambiente explican que este impacto fue mayor debido a que la cubierta vegetal de la cuenca prácticamente había desaparecido, una deforestación que se mantiene a la fecha en este y otros puntos del país y que advierten se podría repetir.
“La cuenca del río Soliette o río Blanco tiene más o menos un 70 por ciento del territorio de la cuenca en Haití y un 90 por ciento o más de la cubierta vegetal en esa área prácticamente no existe ha sido cortada, ese fue uno de los factores que influenció en esa tragedia que cobro la vida a cientos de personas”, destacó el hidrólogo Gilberto Reynoso.
En el programa La Verdad a Fondo, que se transmite los domingos a las 9 de la noche por CDN, canal 37, Reynoso precisó que la vegetación tiene la capacidad de hacer que la lluvia una vez toca la superficie del terreno se infiltre y ya el agua infiltrada se mueve más lentamente hacia los ríos pero cuando no hay vegetación entonces escurre sobre la superficie a una velocidad libre, por eso estos fenómenos torrenciales son catastrófico en las zonas donde la falta de cubierta vegetal tiene una gran influencia sobre el agua.
Según este hidrólogo en el país tenemos varias cuencas con las características de rio Blanco. Detalló que en la vertiente de la sierra de Neyba tenemos el rio Panzo, en Azua el rio Jura y el Távara. Asimismo, en la sierra de Bahoruco está el caso de Duvergé y El Limón en Jimaní.
“Se necesita que el Estado impida que se construya comunidades en cauces secos, son ríos dormidos, porque no es como dicen que están muertos, los ríos se quedan en letargo y cuando le llueve en la cabecera y encuentran que le han invadido su cauce viene la tragedia. La osadía del humano que viene impulsado muchas veces por la pobreza, no tiene oportunidad de irse a otro itio”, puntualizó.
En ese mismo orden, el ambientalista Luis Carbajal explicó que en una cuenca sana, el agua cae, la vegetación la retiene, la infiltra y la sede lentamente, lo que no ocurrió cuando la tragedia de rio Blanco.
Resaltó que “un desafío que tenemos es estudiar como la deforestación y la foresta inadecuada incide en estos desastres naturales”.
“Nosotros hemos sembrado muchísimos disparates. Hemos hecho mucha política de recuperación con especies inadecuadas que no deben estar ahí y lo peor de todo es que los gobiernos se enorgullecen de decir: nosotros sembramos tantos miles o millones de tareas sin
Darse cuenta de que una intervención mal hecha hace más daño y que en muchos lugares lo mejor es no intervenir esa área para que sola se recupere y de manera natural.
Aquí las lecciones no la hemos aprendido, recuperar las cuencas es obligatorio”, advirtió.