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La hipocresía de algunos políticos

Por Jose Corniell

Dice un refrán tan viejo como conocido: «El que me engaña una vez pendejo fue, pero si me engaña dos, pendejo yo».

Los refranes y dichos populares son una expresión de la vivencia de la gente, de la cultura de los pueblos y de la realidad del día a día. De ahí , que éste se acople tan a la perfección a lo que se vive en la actualidad con los políticos que son funcionarios electos en procesos electorales realizados en la República Dominicana.

Como el próximo domingo 15 de febrero son las elecciones municipales, donde se elegirán síndicos y regidores a nivel nacional, los que hoy ocupan esas posiciones en los ayuntamiento y que aspirar a ser reelegidos, andan desesperados buscando el favor de la gente para que den su voto y así repetir en el puesto.

En el caso puntual de los regidores, estas figuras totalmente descosidas que se pasan 4, 8 y hasta 12 años en el cabildo, y los residentes de su demarcación territorial nunca lo ven, por lo que no saben quienes son, hoy vuelven a las calles a prometer villas y castillos. A prometer justamente lo que no hicieron.

Por su parte, los síndicos o alcaldes, como se les llama ahora, que no han sido capaces de reparar una acera, un conten, ni iluminar un sector, pero que tampoco tienen una obra de importancia que exhibir, también andan diciendo que son la panacea de los males que aquejan al municipio.

Esos mismos que se enquistan en el poder y se olvidan que tu y yo existimos, son quienes quieren que votones por ellos. Para lograr sus objetivos, nos visitan, nos prometen la solución de problemas que en su gestión ni han mirado, y también te chantajean con dádivas, para que votes por ellos.

No es posible que sigamos cayendo en el jueguito de mal gusto al que nos quieren llevar los que han hecho de la política una forma de enriquecerse.

Es hora de que pongamos un Stop al engaño, al despilfarro de los recursos públicos y a la corrupción. Esta es una oportunidad de oro, hay que aprovecharla.

Bajo ninguna circunstancia debemos hipotecar el futuro nuestro y de nuestra familia por 500, 1,000 o 2, 000 pesos que nos ofrecen quienes nos han abandonado a nuestra suerte.

En estas elecciones municipales, así como en las presidenciales y congresuales de mayo próximo, no dejemos que nadie vote por nosotros, elijamos conscientes de que no se trata de un juego, sino, del presente y el futuro de nuestros pueblos y del país en sentido general.

El pueblo tiene la última palabra. Es hora de usar ese poder que nos confiere nuestra constitución, para castigar a quien se han portado mal, haciendo una elección libre, conciente y sin ninguna atadura, siempre pensando en el interés común.

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