Por Ángel Rafael Feliz
Para muchos dominicanos y dominicanas, la tormenta Isaias fue un dolor de cabeza, que aún hoy día no han podido un dormir en sus hogares.
Casas inundadas, pérdidas de electrodomésticos, camas, trates, documentos, ropas, sábanas, y en el peor de los casos, pérdidas humanas.
Ha sido un drama desolador que muchas familias vivieron y siguen viviendo, sin esperanzas, y con el grave problema que enfrenta la humanidad con la crisis sanitaria con el COVID-19 .
Muchas familias han recibido solidaridad de muchos y por parte del Plan Social de la Presidencia, para mitigar un poco la falta de alimentos, una cama seca, estufa y además ropa. Con estas acciones y con un alto deseo de seguir viviendo la gente está saliendo a camino.
Muchas comunidades incomunicadas, caminos, calles dañados y puentes derrumbados, inundaciones en predios agrícolas vez otro de los dramas que viven en diversos sectores.
Pero no todo ha sido sufrimiento y dolor, una de las beneficiarias, ha sido la Laguna Rincón, que apenas días antes de la tormenta está Reserva estaba rondando el uno por ciento de las aguas que allí se reciben.
Hoy a ojo de buen cubero «la laguna se llenó» la alegría es colectiva.
Solo esperamos que los riachuelos, cabezas, el Río Yaque del Sur siga corriendo sus aguas hacia esta laguna, que las lluvias sean permanentes y que la sequía sea menos dura para esta zona.
La naturaleza hizo su trabajo, ahora depende de nosotros seguir luchando por acondicionar esta laguna, con el objetivo de guardar la mayor cantidad de agua, sin inundar las comunidades en perjuicio de sus habitantes.