Los catedráticos hacen mucho énfasis en que sus alumnos desarrollen el sentido crítico de las cosas, asumiendo un comportamiento ético y moral.
La Libertad de Expresión y Difusión del Pensamiento es nuestra base fundamental, amparada en la Constitución Dominicana y en la Ley 6132.
Un profesional de la comunicación oral y escrita que desde una posición ejecutiva o desde el ejercicio práctico del periodismo se ciñe a la defensa de los derechos de sus conciudadanos, incluso, entrando en contradicción con sus gobernantes, no puede hacer todo lo contrario a su formación, luego que pasa a gobernar.
Un periodista de carrera, no puede ni debe ser, arrogante, prepotente, totalitario, arbitrario, avasallador, fabulador; y menos, mostrar actitudes tiránicas.
El ciudadano que asume una función pública designado o electo, debe saber, que es un servidor del pueblo, sus acciones deben ser transparentes, el manejo de los recursos no puede ser para beneficiarse de manera particular, ni para beneficiar grupos de intereses; no, debe ser para el beneficio colectivo.
El hombre que, por sus condiciones de honradez, honestidad y pulcritud, se dejó rodear de individuos con prendas morales semejantes a las suyas, no puede ver perder su decoro por acciones vanas, propias de quienes se sienten con mucho poder.
En las manos de un periodista no puede morir la libertad de expresión, no puede morir el artículo 49 de la Constitución Dominicana.
Un ciudadano nacido en la tierra “Cuna de la Constitución” en cualquier punto del país, no puede ver peligrar su integridad física o moral, a causa de expresar sus ideas, pensamientos u opiniones.
Por: Rafael Lara