Articulo de opinión Por Omar Medina
Hay muchos políticos (de todos los partidos), empresarios y ciudadanos de categorías comunes en la sociedad que tienen una concepción errada y obsoleta, es decir, que el periodista no es humano, con necesidades básicas; no come, no mantiene familia, ni paga servicios porque es un profesional puesto por el “Estado” para ser usado por cualquiera y como quiera (por así decirlo).
Antes de llegar a una actividad el periodista tiene que bañarse, poner ropas pulcras, zapatos, gastar combustible para movilizarse a la actividad, recoger datos, valorizarlo por categoría, sentarse horas en una computadora, editar y publicar por todas las plataformas (sin mencionar compra de libros para su formación y tiempo de estudios en universidad), pero al final, si analizamos a profundidad y con toda honestidad, todo eso conlleva un gasto, pero nadie está dispuesto a cubrir porque el periodista está puesto por el “Estado”; no paga internet, hostin, dominio, electricidad, colaboradores, ni cubre necesidades básicas de él y su familia como cualquier otro profesional.
Han sido evidentes las transformaciones y cambios sustanciales de la Comunicación y la Información, pero para mucho esas modificaciones no trajeron aparejadas de que por ser un ente social el periodista no carece de necesidades y que estudió para no vivir de su profesión.
En mentes retrógradas el periodista sigue enclavado en la segunda década del siglo XX y en los años posteriores a la acción bélica de 1965 y que cobrar por sus servicios transgrede la ética, pero ¿Quien debe cubrir los gastos mencionados?.
El que quiera brillar debe invitar al periodista a las actividades con tiempo y dar respuestas sin que el profesional tenga que cobrar, porque su rol no es cobrar por información, pero hay un mecanismo legal el cual consiste en la colocación de publicidad en los respectivos medios digitales de los periodistas que sirve de base a su sustento, ya que no está puesto por el “Estado” como una cosa publica que cualquier pueda hacer con el lo que le venga en gana.