Por Alejandro Santana
En Cabral y otros municipios del país no es la primera vez que desaprensivos profanan tumbas en busca de algún objetos de valor
El artículo 360 del Código Penal Dominicano establece que: «El que profanare cadáveres, sepulturas o tumbas, será castigado con prisión correccional de un mes a un año, y multa de diez a cien pesos; sin perjuicio de las penas más graves, si se hiciere reo de los demás delitos que puedan cometerse en estos casos».
Etimológicamente, la palabra profanar significa, tratar sin el debido respeto una cosa o alguien que se considera sagrada o digna de ser respetada. Dañar con palabras o acciones la dignidad, la estima y la respetabilidad de una persona o de una cosa, especialmente la honra y el buen nombre de una persona muerta.
El vínculo jurídico entre los vivos y el muerto, si bien se rompe ciertamente con la muerte, dado que la persona del muerto ha terminado y ya no es capaz de derechos, existe y debe reconocerse en las personas vivas un interés especial en que se respete la memoria de sus seres queridos.
El Código Penal no precisa los elementos constitutivos de este delito, ha correspondido a la jurisprudencia francesa la determinación de los mismos
Muchos dominicanos, no acabamos de entender que la muerte es un tránsito natural, que todos experimentaremos y que cuando llega se lleva con ella, nuestros recuerdos, memorias, que hasta la Santa Biblia establece, el que nada trajimos y nada nos llevamos.
Este trabajo viene a colación por la profanación de una tumba en el municipio de Cabral, donde el depósito de unos RD$ 1,000 mil pesos en el ataúd despertó la codicia de desaprensivos que la sacaron de donde la habían colocado, la rompieron para extraer, la milonga.
Reflexionamos y decimos que esa es una falta de respeto al difunto y hasta los familiares…. Entiendo que la falta es a los familiares, que han visto como una afrenta y falta de respeto, pero hacia ellos…
El difunto nada sintió.
Pero de todos modos es una falta a los que le sobreviven, toda vez que hemos perdido mucho con la delincuencia, que para ellos ya no hay familias respetables…
Pero si ahondamos más en el hecho del depósito de los RD$ 1,000 mil pesos en el ataúd, nos damos cuenta de que aun en estos tiempos de tantos modernismos aún hay personas que vivimos con la creencia de que nuestros difuntos se convertirán en nuestros protectores luego y después de la muerte.
Esa es la foto de la profanación de una tumba en el Municipio de Cabral, los profanadores fueron detrás de mil pesos que un familiar del difunto deposito en el ataúd, para que este comprara, su salvación en el más allá
En estos tiempos de penurias donde tantas cosas hacen falta, escasean y es hasta difícil para algunos conseguir mil pesos. Colocar esa suma en un ataúd es hasta un desafío a la delincuencia.
Y sin entrar en cuestionamientos sobre las creencias religiosas, debemos destacar que hasta ellos a la hora de la muerte de un ser querido suelen reaccionar con inconformidad, a sabiendas de que la misma Biblia, que es su libro de consulta, establece que en la muerte nada necesitamos, ni siquiera las oraciones, solo sepultura.
De todos modos hay que resaltar que los delincuentes que profanaron esa tumba en busca de los mil pesos, se dieron banquete ingiriendo bebida clandestina, que por el precio en que la venden alcanzo para varios jumos, y ellos estarán bendiciendo al familiar que entendió que en el más allá se necesita dinero, desconociendo que en el cielo no se paga peaje, aunque lo correcto es decir, después de la muerte, nada más necesitamos sepultura….
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