Por Jose Miguel Medina Tejeda.
Discurso de Trujillo en noviembre de 1939 en Santiago, luego de la matanza de haitianos en el 1937
“Si mis manos se han manchado de sangre, ha sido para salvar de la haitianización del país a la generación de ustedes.
Dentro de 50 años, la ocupación pacífica del territorio nacional por parte de Haití significa para ustedes que los haitianos podrán elegir autoridades dominicanas, podrán poner y disponer, podrán mandar a Duarte y los trinitarios al zafacón de la historia y anular para siempre sus ideales y su abnegada lucha, los cuales (ideales y lucha) no tienen ningún sentido para los haitianos.
Estancados en su error, los haitianos piensan que este lado les pertenece y como ven que somos gente decentes y pacíficos, mansos vecinos que nunca en la historia les hemos invadido, creen que pueden venir aquí a hacer y deshacer.
Hace poco andaban por ahí robando y matando reces a su antojo, como si fuesen animales silvestres y sin dueño o como si aquí no hubieran leyes ni autoridad, ahora han aprendido que aquí hay ley y hay autoridad.
Jóvenes dominicanos, en esa gente no se puede confiar, cuiden su país y con más ahínco después de mi desaparición del escenario político nacional.
Traten de preservar los programas de dominización fronteriza que yo he creado y ciertamente extiéndanle la mano al necesitado, concédanle incluso un rincón para vivir como ya hicimos al cederles hincha, pero no dejen que les invadan sus casas ni sus haciendas, ni su patria y mucho menos que se las arrebaten con argucias o con fuerzas.
Recuerden siempre las palabras sacrosantas de Juan Pablo Duarte: Dios Patria y Libertad”.