BARAHONA OPINIÓN PORTADA

El COVID-19 y los Orígenes de la Semana Santa

Por Andrés Ruíz

Los que vivimos los años 60 y 70, hemos logrado un retorno obligado a los orígenes de la Semana Mayor, la cual se caracterizaba por el recogimiento, la meditación y la tranquilidad, donde las familias compartían sus tradiciones, permanecían en sus casas.

Durante ese período de asueto, estaban prohibidas las fiestas y los escándalos, pues, como se trata de una reverencia religioso-sentimental por la muerte del Divino Creador, no había espacios para celebraciones alborotadas. Esa tradición se mantuvo por muchos años, al igual que los momentos en que fallecía un 
pariente muy querido, que la familia se guardaba en los 
hogares, como forma de manifestar el duelo por tan importante pérdida, como es la muerte del Hijo de Dios.

Todo eso fue cambiando, y las familias ya no guardaban las tradiciones, ni existía el recogimiento, el comercio y las fiestas se apoderaron de la Semana Mayor, los bares, las playas y los balnearios se llenaban de personas celebrando sin reparos, mientras que la naturaleza y el medio ambiente eran agredidos de forma inmisericorde.

Con la contaminación sónica y con desperdicios sólidos cubrían nuestros ríos y playas. Ya los jóvenes no obedecían a sus padres, los cuales en Viernes Santo evitaban hasta moler el sazón para cocinar. Quien escribe, llegó a escuchar cosas tan extremas como la abstinencia sexual, so pena de que las parejas quedaran entrampados o pegados. 

En fin, innúmeras tradiciones que fueron siendo sustituidas por el bullicio de fiestas y bebentinas, de agresión a la naturaleza y cada año, el conteo estadístico de los que nunca regresan (muertos en accidentes), seguía incrementando, como si se tratara de una epidemia o un castigo de la naturaleza.

Hoy, los dominicanos han vuelto a la Semana Santa del pasado, tranquila, sin trabajo, pero sin la circulación de vehículos de una provincia a otra, sin invadir playas ni ríos, sin las festividades, pero con un mayor compartir, más oraciones, más amor a Dios, más humanismo y más recogimiento, como en el pasado.

Después de varias décadas en que las nuevas generaciones y el comercio impusieron su modus vivendi, llegó una pandemia, exportada por los orientales, la cual muchos creen se trata de la 3ra. Guerra Mundial, que mata a cientos de miles de inocentes, aunque sin bombas ni fusiles, pero sí con un virus que hará más fuerte la economía china con sus aliados rusos, y empobrecerá al mundo, con fuerte golpeo económico y humano al gran poder del Norte.

No sabemos si el coronavirus tendrá algo positivo, pues los grandes pensadores dicen que nada es tan malo que no tenga algo bueno.

Por mi parte, concluyo diciendo que esta pandemia o COVID-19, ha obligado a las familias a mantenerse en sus casas, ha disminuido los accidentes y la contaminación en ríos y playas, cosas que normalmente aumentan en el asueto de la Semana Mayor.