El periodismo como oficio es digno de ser valorado por quienes lo ejercen, sobre todo en busca de poder establecer una distancia ética en el caos social que imprenna el neoliberalismo del presente siglo.
Por Luesmil Cator.
El periodismo como oficio es digno de ser valorado por quienes lo ejercen, sobre todo en busca de poder establecer una distancia ética en el caos social que imprenna el neoliberalismo del presente siglo.
Espodible ser periodista y ser ético, aunque esta acción tenga un valor agregado no solo simbólico, sino tangible, como es el de asumir una práctica minimalista como manera de poder contra restar las tentaciones materialistas del lujo y el boato como medio de vida sofocante de este capitalismo salvaje.
El periodista está ahí, no puede ser indiferente a esa realidad, pero si puede asumirse HONESTO y rechazar las tentaciones, e implicaciones que invitan a dejar la ética colgada en un clavo en la pared de la casa antes de salir cada mañana.
El periodista está ahí, no así el comunicador, que puede ser cualquiera que ejerce la función de hablar donde quiera u cuando quiera, o donde se lo permitan, pero que estemos CLARO, no pueden ser o ejercer el OFICIO de PERIODISTAS, aunque se autonombren así, porque con ello chantajean y buscan neutralizar sus debilidades y mediocridades.
Recordemos, que el periodista está ahí, pero no así el ciudadano común, neófito de oficio y esperanzdo de que el derecho a estar Informado se ejerza con la mayor pulcritud y transparencia posible, sobre todo esperanzado en que lo haga como ciudadano, participe por lo menos sino de la verdad, de lo más cercano a ella.
Fuente :Emma Pérez Facebook