Ríos y canales completamente secos, plantaciones prácticamente exterminadas por una sequía que no les tuvo piedad, tierras que sus dueños han dejado ociosas de manera forzosa, la presa de Sabana Yegua en un nivel rígidamente crítico, amenazando con quedarse sin líquido, y una naturaleza que no ha avisado si traerá lluvias ni cuándo, es el panorama actual en provincias como Azua, Barahona y Bahoruco.
La situación es más seria de cómo podrían estar imaginando algunos de los residentes en esas demarcaciones. La presa de Sabana Yegua está en la cota o altura 358.46 (metros sobre el nivel del mar), con una entrada diaria de agua a su vaso de 7.8 metros cúbicos por segundo y con una salida de cuatro metros cúbicos por segundo. La presa en su estado normal, recibe entre 14 y 20 metros cúbicos de agua, sin que se produzcan grandes lluvias. Cuando llueve mucho entonces la cantidad sube.
El hecho de que a Sabana Yegua le entren 7.8 metros cúbicos y le saquen cuatro para riego y otros usos, no significa que la cosa está buena por aquí. “Lo real es que la presa prácticamente está seca”, y eso lo confirmó a elCaribe el ingeniero Guillermo Comas, encargado de Distrito de Riego de la Provincia de Azua.
Cuando la presa está en la cota 358 quiere decir que está seca, porque ha entrado a un punto en el que hay que dejar de operarla. El embalse, debajo de la cota 357 no puede ser utilizado, porque menos de ese nivel la represa solo tiene lodo. Dentro del panorama de gravedad ha habido una tímida mejoría, si se toma en cuenta que hace diez días la entrada de agua al lugar era de apenas dos metros cúbicos por segundo.
La demanda que tiene la presa Sabana Yegua es grande, por las poblaciones y las tierras agrícolas que dependen de su actividad. Concretamente, el agua que está generando (7.8 metros cúbicos) no alcanza ni siquiera para abastecer a Azua, que requiere 13 metros cúbicos, de acuerdo a los cálculos de Comas. Barahona requiere alrededor de 20 metros cúbicos. En general, el agua que existe en Sabana Yegua no alcanza para mucho, advierten el experto Comas y representativos de las comunidades visitadas.
De hecho, la Obra de Presa (que es una especie de jaula que tiene Sabana Yegua en su centro y que se observa desde lo alto, cuando alguien se detiene a mirarla por los bordes) está al descubierto. Y cuando esa parte puede verse a simple vista, porque la falta de agua la dejó al descubierto, significa que la presa está seca y significa también que cuando se alcanza ese nivel, si se le sigue extrayendo agua, se corre el riesgo de que se dañen las turbinas.
Sabana Yegua es alimentada por el río Yaque del Sur, Grande o río en Medio y el río Cuevas. De manera individual, cada uno de ellos está aportando poco más de dos metros cúbicos, muy por debajo en su estado normal.
Lo que le espera al Sur no es nada halagüeño, salvo que la naturaleza haga su aporte y se cumplan algunos pronósticos ofrecidos por el predictor de la Oficina Nacional de Meteorología (Onamet), Bolívar Ledezma. El experto asegura que desde la segunda quincena de abril y el mes de mayo comienzan a aparecer las nubes de gran desarrollo que son las que causan los aguaceros. Es lo que se conoce como “Período Convectivo”, surgen nubes cumulonimbos, de gran desarrollo, que generan los truenos, relámpagos y aguaceros que en ocasiones pueden llegar a producir hasta cien milímetros en apenas una hora.
Si “las cosas” se dan y cae agua, entonces podría revertirse la situación. “Yo mismo ni me acuerdo de la última vez que por Barahona llovió”, dice el presidente de la Junta de Regantes, Rafael Silvino Matos. Sus expresiones no son una exageración, como tampoco lo son, los ruegos en las distintas comunidades para que “Dios mande agua en cantidad suficiente para que la presa y los afluentes se llenen, sin provocar daños”. Una de esas personas es Julio Ernesto Féliz, un hombre creyente en la Providencia Divina y residente en Cabral.
Las juntas de Regantes de Azua, Barahona y Neiba y los distritos de riego de las mismas comunidades están preocupados por la sequía y por la imposibilidad de mermar sus efectos con los actuales sistemas hídricos de la zona. Por eso, acordaron un manejo de “tandeo” o alternación, que incluye dar agua siete días para lo que ellos llaman “sur profundo” (Barahona, Neiba y Jimaní) y seis días para Azua. Todos esos sitios están “obligados” a manejarse con los cuatro metros cúbicos de agua que les garantiza hasta ahora Sabana Yegua. No hay más nada disponible.
Cuando en un lugar el agua no aparece los efectos se sienten de inmediato. Y en comunidades como Sabana Yegua y “El 15 de Azua, lo saben, así como en Jaquimeyes, Cabral, Palo Alto, Pescadería (de Barahona) y en Tamayo (perteneciente a Bahoruco), entre otros puntos geográficos, porque los productores agrícolas lo han sentido en sus propios bolsillos.
En Tamayo, por ejemplo, se murieron plantaciones de tindora (un producto muy parecido al pepino) en tierras propiedad de Marcos Antonio Féliz, Fabián Matos, Evangelino Féliz y Crescencio Gómez. La explicación de por qué el cultivo no prosperó, posiblemente está a la vista de todo el que entra a Tamayo y observa enseguida el río seco que no pudo hacer su aporte para las siembras.
Pero el drama lo sufren también los hogares de Tamayo. Por ejemplo, en Santana las llaves duran hasta cinco días sin recibir una gota de agua; en Monserrate se aparece cada tres días y no mucho; en Los Coquitos y San José a veces llega algo cada dos días. “La cosa por aquí es para que estemos alarmados”, sostiene Josefa Cuevas, encargada de Organización de la Junta de Regantes de Tamayo. Josefa fue quien ofreció el dato sobre los turnos para agua de uso doméstico.
Los manifestantes indicaron que llevan más de cinco días sin recibir agua. En la jornada de protesta, los moradores de El Limón bloquearon con escombros y troncos de árboles la carretera que comunica a esa población con el municipio de Jimaní. Al lugar fue enviado un contingente militar para tratar de regularizar el tránsito.
El Limón es un área de actividad agrícola y comercial, tomando en cuenta que por allí transitan diariamente “patanas” y otros vehículos hacia Haití, atravesando antes el punto fronterizo de Mal Paso, próximo a Jimaní.
Los residentes de El Limón advirtieron que no aguantarán más apagones.
Expertos consultados aseguran que la quema y deforestación han sido los enemigos de los ríos que posee la zona sur del país.
Aunque la sequía es un fenómeno natural, los residente en Azua, Barahona y otros pueblos piden mayor presencia y apoyo estatal”
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