P. Interpretando a Willy arriesgaste la vida, ¿qué te llevó a hacer algo así?
P. ¿Por qué sientes que es así?
R. Porque siento que va a marcar mucho la diferencia entre lo que ya he hecho y los trabajos que vienen en el futuro. Será un antes y un después porque es diferente a todo lo que he interpretado, sin desmeritar mi trabajos anteriores. Porque aquí no soy el comediante que la gente está acostumbrado a ver en mí; no es un personaje que trabaja mucho el humor, es un comediante más bien de situación. Y es una película que, más que el público, quiero que mi familia vaya a verla; mi papá principalmente, pues nunca ha visto una película mía.
P. ¡Cómo! Pero, ¿por qué?
R. ¡No sé! Mi papá es un hombre que no se llena con muchas cosas, está orgulloso de mi trabajo pero nunca se ha motivado ni me ha dicho «hijo, quiero ver esa película».
P. Pero Fausto, ¿no será que tú no lo has llevado? Quizás has debido decirle: «papá, vamos»…
R. También es posible. Mi papá es muy seco, contrario a mi mamá que sí era la comediante de la casa… por eso quiero que vaya a verla para que vea la calidad del trabajo y lo tanto que ha avanzado su hijo, porque en esta película se refleja la madurez que he alcanzado en el cine y en mi vida como comediante.
P. Hablando de tu trayectoria como actor, en ella has tenido diferencias con algunos productores, ¿las cuentas ya están saldadas o no hay planes de volver a trabajar con ellos?
R. Eso no depende de mí porque los trabajos me llegan. Si me llaman estaré ahí porque soy un obrero de este medio y no guardo rencor en el corazón a nadie. Lo que pasa es que soy una persona que tengo la boca conectada al corazón; lo que siento lo digo, aunque algunas veces eso me pueda afectar por asuntos de imagen. Pero no creo en el actor o el artista que se traga las cosas; un actor es sensible y debe expresarse y decir lo que siente en determinado momento. Quizás la gente puede interpretar que estoy opuesto a las críticas…
P. A eso iba, porque se te acusa de no ser tolerante con las críticas, ¿no es cierto, entonces?
R. Con lo que no estoy de acuerdo es con la forma en cómo se dicen las cosas, porque cuando se dicen de forma irrespetuosa se puede llegar a agredir a una persona, que es un ser humano, y cuando pasan esas cosas de inmediato acciono, así lo siento. Pienso que la tolerancia debe ser de doble vía, creo que todo se puede decir pero con respeto.
P. Aparte de esos episodios, algunos dicen que se te han subido los humos a la cabeza…
R. Quienes dicen eso de mí no han compartido conmigo. He escuchado a mucha gente en TV emitiendo juicios sobre mi forma de ser y yo me pregunto: «¿Pero quién es él? Yo no he jugado ni dominó con él, ¿cómo sabe que soy así?» [Ríe]. Soy la persona más chula… Ahora, ¡claro que mi vida ha cambiado! Hay lugares que ya no frecuento, no vivo en el barrio pero lo visito [La Zurza], incluso soy vocero de la Junta de Vecinos. No creo que se me hayan subido los humos, pero lo que sí hago es exigir condiciones de trabajo y me he organizado como artista porque de mí come mucha gente, quizás la gente ha malinterpretado eso.
Nombre con el que se dio a conocer, se ha llevado la estatuilla de Comediante del año tres veces consecutivas en los Premios Soberano, también tiene su propio espacio de TV: «Boca de piano es un show».
R. No, y quizá me llegue sin proponérmelo. Me siento muy bien sabiendo que más de cinco comedias de las que protagonizo están en Cine Latino. Cada película nuestra es un documento de cómo es el dominicano. Hay quienes promueven que se hagan películas de corte anglosajón pero al gringo no le gusta ver a otro gringo en las latinas, quieren vernos como somos: igual que cuando vemos cine mexicano vemos cómo es el mexicano.
P. De momento funciona, pero… ¿no tienes miedo de volverte repetitivo?
R. Los directores me llaman y me dicen que eso es lo que quieren y yo lo hago porque de esto es que vivo. No puedo vivir solo de la televisión, aunque no me va mal en Telemicro, pero no tengo miedo de verme repetitivo mientras la gente me esté aceptando.
P. Y, precisamente, eres el más taquillero del cine local, ¿qué dices al respecto?
R. Que no sé cómo agradecerle a la gente que todavía no me haya perdido el cariño. ¡Hasta he cruzado calles para saludar a un grupo de motoristas que me vocean! Y quizá eso ha sido la punta de lanza del éxito que he tenido con la gente porque me ven cercano, como uno de ellos. Y eso también me hace tener los pies sobre la tierra al saber de sus precariedades porque también las tuve, así que estar cerca de ellos me recuerda que yo puedo volver para atrás si les doy la espalda.
P. La industria del cine parece un buen negocio, ¿te veremos produciendo o quizá dirigiendo alguna película?
R. Una vez lo dije y me dolió que muchos compañeros actores lo tomaran a burla. Aquí creen que para dirigir una película hay que colocarse unos lentes de pasta, ponerse una boina, dejarse crecer una greña y llevar cortometrajes a Cannes; como que ese es el ‘way’ y que eso es para un círculo cerrado… yo creo que he acumulado una gran experiencia en el cine y sí me gustaría hacer una película. Quizá mucha gente entiende que no tengo la seriedad para afrontar un proyecto de ese tamaño, pero primero quiero producir y codirigir una obra de teatro que tengo por ahí, comenzar de obra en obra para luego embarcarme en el cine.