El vicepresidente del Partido Reformista social Cristiano (PRSC), Guillermo Caram, llamó la atención del Gobierno ante la necesidad de que se levante lo que considera una prohibición absurda de las actividades económicas en el país, porque de lo contrario los sectores productivos las irán levantando de manera espontánea.
«Si el Gobierno no se dispone a programar el levantamiento de la absurda y prolongada prohibición que ha impuesto a las actividades económicas, la ciudadanía y los agentes productivos irán levantándose espontáneamente por su propia cuenta, burlando la vigilancia de agentes del orden público que intentan hacerlas cumplir en vano, en medio de cansancios y precariedades», señaló el alto dirigente del PRSC.
Considera que de esa manera, las autoridades nacionales incluyendo al Presidente de la República, irán degradando el principio de autoridad y perdiendo respeto y credibilidad indispensables para hacer valer sus propias disposiciones hasta exponernos a caer en un estado general de irrespeto a la autoridad y toma de decisiones de interés público por cuenta propia; preludio de una situación generalizada de desobediencia prejudicial para la preservación de la paz y el orden.
«El gobierno tiene que entender que las prohibiciones que ha impuesto han sido ineficaces e insostenibles», criticó Caram.
El ingeniero Caram calificó las medidas del Ejecutivo de ineficaces, porque después de 55 días de vigencias, la curva de expansión del virus no da señales ni siquiera para alcanzar el pico e iniciar su aplastamiento, que es lo que esperan las autoridades para levantar las prohibiciones. Indicó que resulta burlesco y contraproducente que el Gobierno condene al confinamiento domiciliario a una gran mayoría de los compatriotas que viven en casas y barrios con espacios mínimos al distanciamiento recomendado.
«Insostenible, por que, dentro de nuestra economía altamente informal, (57%), la mayoría de nuestros compatriotas no pueden permanecer confinados en sus precarias viviendas sin salir a las calles a buscar diariamente el ingreso que necesitan para comprar alimentos para satisfacer sus necesidades, si es que es que encuentran lugares para abastecerse y medios de transporte para llegar a ellos; ya que carecen de ahorros y despensas suficientes para hacer la previsiones de abastecimiento por tanto tiempo.
En ese orden, cree que al parecer el funcionariado gubernamental ignora cómo viven y de que viven los pobladores barriales. Y les plantea la dicotomía de pasar hambre, con todas sus posibles consecuencias, para evitar un eventual contagio.
Reiteró que el Gobierno está en la obligación moral frente a la nación de levantar las prohibiciones que ha impuesto y solicitarles en cambio que reinicien sus operaciones sometiéndolas a una reingeniería para cumplir con las exigencias sanitarias de evitar aglomeraciones y garantizar distanciamiento, entre otros requisitos propios de las particularidades de cada empresa, en sus procesos productivos y en la provisión de sus servicios.