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La Cayena y el colibrí y alhelí y la llegada de la primavera, dos cuentos de Rita Díaz para los chiquitos

Por Ramón Núñez Hernández

Después de leer el poemario, Rondando, cuyo autor es Julio Cuevas, encontré estos dos impresionantes pequeños libros de Rita Díaz, titulados Alhelí y la llegada de la Prima-Vera, y, el otro, La Cayena y el Colibrí, quien es una escritora apasionada de nuestra letra nacional, y que, según observo en su perfil profesional e intelectual, se trata de una prolífera e inolvidable investigadora proyectándose para un futuro inmediato.

 

Dieciocho (18) páginas integran el cuerpo narrativo y argumental del cuento, titulado «Alhelí y la llegada de la Prima-Vera”, volumen que no tiene el nombre del diseñador de las ilustraciones, ni quien lo diagramó ni la editora, solo nos dice: Impreso en la República Dominicana, 2022, con derechos exclusivos del Instituto Lingüístico Dominicano (ILD). Mientras el segundo, La Cayena y el Colibrí, consta de 27 páginas, con ilustraciones y diagramación a cargo de Soonhwa Wiesner y Karla A. Bidó Mateo respetivamente, Editorial Enriquillo. Primera edición noviembre 2021.

 

Rita Evelin Díaz Blanco nació el 15 de junio de 1982 en El Romero, La Vega. Es narradora, poeta, ensayista, educadora y escritora de literatura infantil y juvenil.

 

Cursó Licenciatura en Educación, mención Filosofía y Letras por la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), igualmente que, Maestría en Lingüística Aplicada a la Enseñanza del Español; y Maestría en Ciencias de la Educación en la UAPA. También doctoranda en Gramaticalidad por la Universidad de León, España; Maestría en Lexicografía Hispánica por la Real Academia Española de la Lengua y la Universidad de León y, en la actualidad, doctorando en Mundo Hispánico por la misma Universidad de León.

 

La autora es profesora adscrita en la Escuela de Letras de la Facultad de la Humanidades (UASD), donde imparte Morfología y Sintaxis, Letras Básicas, Lexicología y Semántica, Literatura Infantil, Fonética y Fonología, Didáctica de la Lengua Española, Historia de la Lengua Española, entre otras, tanto en el grado como en posgrado.

 

Es autora de los siguientes títulos: Producciones Escritas (compilación de estrategias discursivas para desarrollar en el área de Lengua Española desde tercero de primaria hasta sexto de secundaria), 2015; La leyenda de Annani (cuento infantil-juvenil), 2017; La cayena y el colibrí, 2021 y Alhelí y la llegada de la Prima-Vera, 2022, (estos dos últimos de cuentos infantiles). Además, ha publicado artículos del área de lingüística y ensayos literarios en diferentes medios de comunicación y revistas.

 

Un aspecto muy grande e interesante en la escritura es, que estas narraciones inician describiendo el espacio geográfico, o sea, el entorno donde ocurren las acciones. Centrándose en nuestro medio ambiente, con su climatología tropical y su vegetación.

 

Lo que es poco usual en el género escritural dedicado a los niños, cuya característica principal es la intensidad, concisión y brevedad narrática.

 

Con el objetivo de agradar y atraer a los pequeños a continuar la lectura, siempre que sea viva y dinámica y no los aburra. Pues yo, por lo menos, en los tantos cuentos que he desmenuzado en mi vida, empezando por los clásicos, creo que muy pocos inician describiendo el paisaje y su medioambiente.

 

Casi siempre empiezan así: Érase una vez … Había una vez… Hace mucho tiempo… Esto era una vez… Cuentan que en un país lejano… Una mañana de primavera… Cuentan los abuelos y las abuelas que… etc. Pero en Rita Díaz, tal modalidad me parece una innovación. Igualmente, que contar una historia dentro de otra historia, como lo fue el relato del niño que no sabía leer, contado por la cigua palmera. Es un valor que debemos resaltar y valorar en la autora. Veamos:“El valle estaba tranquilo y solitario.

 

Se veía a lo lejos uno que otro copito seco sobre la hierba verde. El invierno tocaba ya su fin. La estación más fría del año dejaba paso ahora al renacimiento de la naturaleza, al deshielo, a la floración de las plantas, al despertar de los animales en hibernación y al regreso de las especies migratorias”. (Alhelí y la llegada de la Prima-Vera, primer párrafo)

“La mañana esta fresca, cosa extraña en el verano de mi ciudad; el amanecer, medio adormecido, como si no creyera que fuera necesario apresurar su venida.

 

Ese sábado septembrino no había movimiento. Las hojas de los árboles esperaban ansiosa la caricia del viento para que les diera la bienvenida al día. En las mismas estaba cayena, hermosa y colorida en un jardín de abundantes flores. El sol empezó a colarse por entre las ramas tiernas y verdes y la chipa de su energía se activaba para recorrer sus savias. Respiró profundo y levantó el rostro para recibir aquella luz de vida.

 

(La Cayena y el Colibrí, primer párrafo. Pág. 9)

 

En los cuentos-fábulas, ella trata de decir y narrar hechos de manera directa, hacerlo lo más sencillo posible, de manera que, aunque a veces abusa de la descripción del ambiente o del marco contextual en ambos relatos, no pierde la dinamicidad. La lectura es viva. Nos aborda una temática poco trabajada en nuestra narrativa. Así introduce a los chiquitos a mirar e interesarse por nuestro entorno natural, por las cosas simples, a proteger la naturaleza y su medioambiente, a conocer su misión en la vida y sobre la tierra donde pisa y produce los alimentos que comemos, a dejar de ver y sentir más la presencia invasiva del mundo dañino y amar el discurso poético, que es el que está presente en toda la narración. Porque cada uno de los personajes, sea ave, animal, planta vegetal, ornamental o elementos de la naturaleza, expone su función natural. ¿Por qué y para qué vive? Esa es la moraleja: enseñar e instruir al pequeño lector.

 

 

Ramón Roberto Jiménez estima que “La Cayena y el Colibrí de Rita Díaz es una fábula muy brillante, sus personajes son descritos con una gracia poética. Ellos, los personajes, desarrollan sus roles de una manera coherente con la forma natural de sus vidas. El lenguaje descriptivo y narrativo es deleitoso, ameno y motivante de la lectura, causa una actitud de lectura continua, sin aburrimiento”.

 

 

En este sentido, en los cuentos-fábulas, todos los personajes actuantes son seres inanimados con vida propia. Que hablan y actúan por sí mismo. Estos son en Alhelí y la llegada de la Primavera: Señor Alhelí, señor Lagar-Tija, señora Prima-Vera, señora Hormiga, señora Golon-Drina, señor Pato, las codornices, señor Cara-Col, señor Ciempiés, señora Meli-Fera, señor Invierno, señor Pica-Flor, señora Mariposa Monarca, señor Viento, doña Nube, señora Paloma, señorita Ardilla, señor Sol, don Conejo Silvestre, señor Jacinto, señor Lirio, señor Prímulas, señor Nardos y señora Rosa.

 

 

Del mismo modo que, en La Cayena y el Colibrí, solo hay cuatro y ellos mismos exponen su misión en la vida. La señora Abeja Meli-Fera, expone: “Mi vida siempre a girado en torno a la recolección de néctar. De mi trabajo depende la vida de la colmena. ¡Soy una obrera! Así nací, así vivo.

 

¿Me acusas de ladrona porque vengo a ti a buscar el néctar que produces? Esa es tu misión: producir néctar. Cuando lo tienes, vengo yo y me lo llevo para crear la miel. Mi miel alimenta a otras y así se activa un ciclo de vida que cruzas por varias especies”. (Pág. 12). La Cigua Palmera dice: “Sabes que soy el Ave Nacional. Vivo en bandadas. Me alimento de frutas pequeñas e insectos de diferentes clases como gusanos, lombrices, y muchas veces los capturo volando. Tengo una reputación que cuidar -agregó hinchando el pecho.”

 

(pág. 17). El Colibrí le dice a la Cayena al conocer su inconformidad en la vida. Ella no sabes cuál es su misión natural, porque deseaba ser algo más que una productora de néctar: “-Fíjese en mí. Soy una de las aves más pequeñas del planeta, parecería que soy insignificante, pero no es así. Yo contribuyo grandemente con la polinización. Cuando vuelo, puedo hacer que miles de partículas caigan en lugares inesperados, provocado la producción de frutos y semillas.

 

 

-¿Eres feliz haciendo eso? -preguntó la Cayena.

-Soy muy feliz. (Pág. 24)

La señora Cayena se queja y vive triste y deprimida. Pero el señor Colibrí la elogia y la lleva a descubrir la razón real de su inconformidad con su naturaleza. La falta de amor. Así le dice:

“-Cada vez que cruzo este jardín -prosiguió el colibrí -palpita mi corazón a tal velocidad, que, aun dejando de mover mis alas, él me traería volando hacia usted. Yo amo su color, su ropaje, sus largos pistilos de agua dulce… cada antera que guarda el germen de la vida. Es usted la mejor creación del jardín.

……                                        ……                                         …………

Desde entonces, la cayena entendió que su misión en la vida no solo era embellecer el jardín, sino que debía ser ella la responsable de propagar su felicidad por todos lados.

 

Le pidió ayuda a su fiel admirador, el colibrí, y con la colaboración de los vuelos rápidos de la diminuta avecilla, pudo enviar sus semillas a distintos espacios y convertirse en una de las plantas ornamentales más abundantes y apreciadas”. (Págs. 26 y 27)

Díaz Blanco, Rita Evelin, La Cayena y el Colibrí. Ediciones Enriquillo. Primera edición noviembre, Santo Domingo, 2021.

……………………., Alhelí y la llegada de la Prima-Vera. Impreso en la República Dominicana, 2022.