Por Alejandro Santana
https://wp.me/pbcL6T-8YX Una entrañable amiga, periodista y escritora, me llamó temprano para pedirme que escribiera sobre la traición y sus efectos. Era una tarea difícil y delicada, pero entendí que era un reto que debía afrontar.
Pensé en la Biblia, donde se registra tal vez la más vieja acción de traición, que fue la de Juda Acariote, que traicionó a Jesús y lo hizo por dinero, por unas cuantas monedas.
Luego pensé en muchas y tantas traiciones que he conocido a lo largo de mi ejercicio comunicacional, reflexioné en la traición, en el amor, en los negocios, en el desenvolvimiento cotidiano, donde socios se engañan, se mienten y hasta se venden.
Sin embargo, no pare mis reflexiones ahí, seguí meditando en el concepto, traición y descubrí que hay infinitas acciones de traición a lo largo de la vida, hasta de ciudadanos que se asocian.
Pero luego de varios minutos, me detuve porque llegue al entendimiento de que el acto de traición donde pesa más es en el accionar político de nuestro país, donde el político traiciona no solo a sus socios, sino hasta a su madre, porque en su psiquis, está el concepto de que en todo momento se puede desvirtuar un compromiso con alguien al entender a última hora que con el otro le irá mucho mejor.
Ya adentrado en esos pensamientos de traición, entendí que un día cualquiera en el futuro de la política debemos honrar a aquellos políticos que nunca traicionaron, su palabra, sus acuerdos, sus ideales. Sé que será difícil, pero recuerdo el dicho que el más humilde suele ser honesto en sus posiciones y toma de decisiones.
Ya para finalizar me remito al accionar de muchos políticos dominicanos que han traicionado a sus mejores hombres basados en los beneficios momentáneos que su decisión traicionera le genere.
Espero que esta nota haya sido de su agrado y que haya ayudado a comprender mejor la naturaleza de la traición.