OPINIÓN

Los Prejuicios Sociales

Por Clemente Terrero

Los prejuicios son juicios creados por la imaginación de la mente humana que, en la generalidad de los casos resultan en una distorsión de la realidad.

Son juicios anticipados sobre algo o alguien, antes de que se produzcan los hechos, creados por creencias políticas, religiosas, filosóficas, culturales, influenciados por familiares, asociaciones y organizaciones sociales.

Son ideas que se forman sin ningún fundamento, de hechos cuya veracidad no han sido comprobada, ideas producidas por procesos mentales, en los cuales el sujeto inconscientemente cambia la percepción de la realidad.

Esas distorsiones suelen formarse de preceptos o cánones normativos preestablecidos, que siembran en la mente una especie de ideas rígidas, las cuales influyen de manera negativa en el comportamiento y manejo de la gente en la sociedad.

Estos juicios pueden tener raíces emocionales, afectivas, que sirven para crear juicios infundados, que no tienen nada que ver con lo que se experimenta en la vida real.

Muchos prejuicios han sido creados por civilizaciones pasadas y han seguido rodando de generación en generación, manteniéndose presentes en el tiempo, no se han podido erradicar, a pesar de que hoy contamos con eficaces herramientas de comprobación de la verdad.

Los prejuicios pueden ser una valoración falsa de hechos y de experiencias vividas hace tiempo, que no existen en el presente, pero que se han consolidado y servido para el proceso de formación de la mentalidad de las personas.

Por prejuicios las personas pueden ser rechazadas por condiciones antropológicas como la raza, la cultura, la costumbre y la condición social. Los prejuiciados solo aceptan lo que creen y nada más.

La gente con prejuicios generalmente tiene la cabeza llena de fantasías y de falsedad, de temores, de tristeza, de amargura, de ira y frustraciones, no viven en paz.

Las sensaciones de miedo, desprecio, aversión u hostilidad, pueden ser desencadenadas por los prejuicios y producir rechazo, agresividad y fobia. Aunque a veces pueden provocar favoritismo y aceptación previa.

Las personas prejuiciadas ven fantasmas en todas partes, en cada cosa, en cada hecho, en cada acción, están siempre al asecho de lo que creen va a pasar.

Los prejuicios suelen generar conflictos en las parejas, los amigos, compañeros, familiares. Son un fastidio para el alma y la convivencia social.

Son, además, un obstáculo para el crecimiento intelectual, profesional y sentimental de las personas, limitan su capacidad y su creatividad.

Las personas pueden cegarse por los prejuicios, dejan de ser felices e impiden que se entienda que la vida es finita, que no hay una segunda oportunidad y que las cosas son nuevas cada minuto.

En síntesis, los prejuicios son mecanismos de defensa de la mente primitiva de los seres humanos, que sirven para elaborar pensamientos por adelantado y protegernos de los peligros del futuro, en base a un conocimiento previo.

Pero, es necesario que esos juicios se comprueben en la realidad, no debemos asumirlos como ciertos, ni fijarlo en la mente como si fueran una verdad irrefutable.

Somos prisioneros de los prejuicios, despertemos para liberarnos de su prisión.