Tomado de la Lupa del sur
Tamarindo.- Unas 50 mujeres, agrupadas en la Asociación de Mujeres Merced de Tamarindo, del distrito municipal de El Salado, del municipio de Galván, provincia Bahoruco, hace tres años que administran un proyecto de crianza de tilapia que ha impactado positivamente en la comunidad.
En el 2014 el gobierno instaló el proyecto, con el financiamiento del Fondo especial para el Desarrollo Agropecuario (FEDA), actividad productiva, que a través de la asociatividad, ha logrado poco a poco ir transformando las condiciones de calamidad, de pobreza y de marginación.
Las manejadoras del proyecto observan un cambio vida de las beneficiarias directa y de sus familias, así como de los habitantes del poblado, quienes, también, han elevado su nivel de bienestar.
Cada seis meses tienen cosecha, cuyo promedio de venta es de medio millón de pesos. Realizan dos cosechas al año, es decir, un millón cada 12 meses por concepto de venta, dinámica económica que involucra a casi a toda la comunidad.
En tiempo de cosecha de los peces de agua dulce: tilapias negras y rojas, así como carpas, se observa un fuerte dinamismo en el pequeño poblado, habitado por pocas familias. Son personas de aquí las que limpian el producto, el motoconcho la transporta y los pequeños colmados se benefician mediante la venta de artículos comestibles.
Todo no es color de rosa
Pero no todo es color de rosa. El proyecto que maneja la referida Asociación de Mujeres Merced de Tamarindo, desde el momento mismo ha tenido una dificultad que no deja avanzar como quieren las socias que lo administran.
La carretera está intransitable y reduce la venta, ya que cuando un cliente va la primera vez no vuelve la segunda, debido al mal estado de la principal vía de acceso y se quejan de que no tengan atención cuando hay otros proyectos similares de crianza de tilapia en la zona que a lo mejor no tienen esas dificultades.
También, están en pésimas condiciones los caminos vecinales que impide que los pequeños y medianos agricultores saquen los pocos productos que pueden cosechar a los mercados.
La presidenta de la Asociación de Mujeres, Delfina Reyes, dijo que el proyecto surgido en 2014, luego de una vista sorpresa del presidente Danilo Medina, ha sido de mucho provecho y poco a poco ha logrado impactar positivamente y mejorar las condiciones socioeconómicas de los habitantes del poblado.
Reyes, quien además, fue electa vicedirectora de Distrito Municipal de El Salado, dijo que las ventas no son como deben ser y que, por lo tanto, los márgenes de beneficios son menores, debido a las malas condiciones de la carretera, solicitada en varias ocasiones al Ministerio de Obras Públicas.
“Al ministro de Obras Públicas Gonzalo Castillo le hemos entregado más de diez solicitudes pidiéndole la construcción de esta carretera. En plena campaña, en el mes de mayo, mandaron hacer dos levantamientos de la vía, pero no hemos recibido ninguna respuesta”, dijo la dirigente de la referida entidad de mujeres.
No tienen un centro de salud
Delfina Reyes, mujer de ojos medio apagados, pero con una mirada que penetra a su interlocutor, dijo que el poblado esta preñado de muchos problemas que requieren de atenciones urgentes de parte de las autoridades locales y del Gobierno Central.
Señaló que no solo es el problema de la carretera y de los caminos vecinales, sino que hay otras dificultades por las que atraviesan, por ejemplo, afirmó que no tienen un centro de salud para que los habitantes de la comunidad puedan ser vistos por un médico.
Narró que cuando algún miembro de la comunidad se enferma tienen que correr con él hasta el centro médico más cercano, ubicado a unos cinco kilómetros de distancia, pero que se convierte al doble, por el mal estadio de la vía. Dice que en el vecino El Salado nunca hay de nada.
“Cuando es de noche que uno de nuestros habitantes presenta un problema hay que llevarla directamente al hospital San Bartolomé, en Neyba, pero la carretera que nos lleva directamente allá tampoco sirve”, observa.
Reyes, con una mirada que decían todo menos parar la lucha por mejores condiciones de vida para los habitantes de la comunidad, sostuvo que también están teniendo dificultades para conseguir agua potable para el consumo y los quehaceres domésticos.
El poblado está conectado al sistema de agua potable para el consumo humano del Acueducto Regional del Suroeste (ASURO), que en las últimas semanas ha tenido dificultades con el suministro del líquido a las familias de las provincias de Barahona, Bahoruco e Independencia.