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Rivalidades atizadas por la lucha de poder han causado graves caídas y divisiones

Trabajo del diariolibre.com
SANTO DOMINGO. La historia reciente de la República Dominicana registra grandes y escandalosos antagonismos entre los líderes han ocupado la presidencia y los que han aspirado a sucederles, sin importar si han compartido visiones políticas y relaciones de amistad en las organizaciones políticas que los han encumbrado en el poder ni las consecuencias de los enfrentamientos.
Las pugnas, que mantienen el presidente Danilo Medina y el expresidente Leonel Fernández, tienen antecedentes en el país en el recién pasado siglo XX. También se han producido situaciones parecidas en naciones como Brasil, Colombia y Ecuador.
En el país, una de las confrontaciones más ventiladas la sostuvieron Joaquín Balaguer y Augusto Lora en el período 1966-1970, cuando batallaron por la candidatura a la presidencia, que finalmente mantuvo el caudillo de Navarrete. La disputa fue determinante para que Lora, quien fuera vicepresidente de la República en el primer período de gobierno reformista, formara el Movimiento de Integración Democrática (MIDA), que enfrentó infructuosamente los planes reeleccionistas de Balaguer.
Según Vidal Martínez, quien fue un cercano colaborador de Balaguer, esa división costó al Partido Reformista alrededor de 300,000 votos. Posteriormente, las rebatiñas por la candidatura presidencial causaron otra división más importante en la organización, por sus consecuencias en 1994, cuando Fernando Álvarez Bogart abandonó el PR y concurrió a las elecciones acompañando a José Francisco Peña Gómez como candidato a la vicepresidencia por el Partido Revolucionario Dominicano.
La división de 1994, aunque solamente costó al Partido Reformista alrededor de 100,000 votos, explicó Vidal Martínez, produjo un resultado electoral tan reñido que determinó que Balaguer, con 88 años de edad, ciego y sometido a una gran presión extranjera, aunque fue proclamado ganador por la Junta Central Electoral, accediera a que se hicieran modificaciones constitucionales para que se prohibiera la reelección consecutiva y se le redujera a dos años el período de gobierno.
Pleitos entre perredeístas
Tras la salida de Balaguer del poder en el 1978, luego del ascenso de Antonio Guzmán Fernández se evidenciaron las diferencias que el mandatario sostenía desde antes con Salvador Jorge Blanco, quien le sucedió después de ganar las elecciones del 1982, luego de que el mandatario se suicidara en el Palacio Nacional el 4 de julio de 1982, apenas unas semanas antes de traspasar el cargo.
Entonces se especuló que una de las razones que llevaron a Guzmán a la muerte fue que Jorge Blanco había amenazado con someterlo a él y a algunos familiares a la justicia por hechos de corrupción ocurridos en el gobierno. Guzmán y José Francisco Peña Gómez, líder del PRD de la época, también tuvieron graves diferencias políticas, de trascendencia pública, mientras el hacendado ocupó la presidencia.
“A mi juicio, la división del PRD, durante el gobierno iniciado en 1978, tuvo su génesis en la antigua rivalidad de los santiagueros Guzmán y Jorge Blanco; estaba planteada desde que Guzmán venció a Jorge Blanco, ganándole la nominación de su partido, y estuvo dada desde el primer día de esa administración cuando Guzmán hizo un énfasis descomunal para establecer que ese era ‘su’ gobierno y no el gobierno del PRD”, explica el periodista e investigador José Báez Guerrero en su libro Guzmán.
También se produjo un marcado distanciamiento entre el presidente Guzmán y Peña Gómez, quien incluso dejó de visitar el Palacio Nacional. Anteriormente se había producido una prolongada disputa entre los entonces legisladores Jacobo Majluta y Salvador Jorge Blanco, por el control del Senado de la República.
Majluta y Jorge Blanco no se reconciliaron. A los continuos enfrentamientos entre ambos se atribuyó, en gran medida, que el PRD perdiera el poder en 1986 y que Balaguer volviera a ocupar la presidencia. Como resultado de las tensiones internas, en el 1987 Peña Gómez fundó el Bloque Institucional Socialdemócrata (BIS) y Majluta el Partido Revolucionario Independiente (PRI), pero a pesar de sus esfuerzos ninguno de estos dos líderes pudo alcanzar la presidencia.

Medina y Fernández
En la actualidad, la población observa en diversos escenarios las ríspidas expresiones de la lucha política entre el presidente Danilo Medina y su antecesor Leonel Fernández, líderes del Partido de la Liberación Dominicana y excolaboradores.
Los últimos episodios se libraron en el Congreso Nacional, donde finalmente se logró la aprobación de la Ley de Partidos Políticos, en la que, tras superar muchos obstáculos, se impuso la línea política del mandatario.
No obstante, sigue abierto el tema de la reelección, que genera mayor fricción entre los dos jefes políticos, quienes forjaron sus carreras dentro del Partido de la Liberación Dominicana, y fueron estrechos colaboradores dentro de la organización y en los dos primeros gobiernos de Fernández.
Justamente el pasado domingo, durante una entrevista, Medina postergó el momento de fijar posición sobre la reelección, argumentando que lo hará en marzo del próximo año, con lo cual dejó interrogantes sobre el tópico que ha provocado fricciones entre líderes del mismo ámbito en las últimas décadas en la política criolla.