Clemente Terrero*
La población tiene una gran duda sobre la información difundida por distintos medios, de que se iban a aplicar vacunas diferentes a las que se habían recibido en la primera fase del proceso de vacunación, sobre todo, lo concerniente a la tercera dosis.
Desde el inicio mismo de ese proceso, algunas personas comenzaron a hacer esa misma pregunta, pero fuimos muy cautos al responder, ya que en ese momento enfrentábamos una intensa campaña contra las vacunas y cualquier cosa que dijéramos podía ser usada a su favor. Lo que se nos ocurrió fue decir que era posible, pero que había que esperar un poco más para definir esa situación.
No obstante, tenemos que confesar que estábamos convencidos de eso, ya que no veíamos ninguna contraindicación al respecto, las razones las vamos a explicar en el desarrollo de este trabajo, las cuales pueden servir de insumo para el debate y edificar a todos los que siguen nuestros escritos a nivel nacional.
No vemos razones qué sustenten que una vacuna del Covid no pueda ser administrada en lugar de otra, si fuera necesario. De ahí que se podría iniciar con Sinovac, Astrazeneca, Pfizer o Moderna y continuar luego con otra vacuna, sin que ésto represente un riesgo para la salud de la gente. Hasta ahora no existe ningún impedimento científico. En estos momentos, de lo que se trata es de que se complete el proceso de vacunación.
Vamos a explicar estos fundamentos:
Primero, está planteado en el protocolo que las dosis de las vacunas se van a administrar en un tiempo relativamente distante, que sería de uno y tres meses una de la otra. No se debe administrar dos compuestos de vacunas distintos al mismo tiempo.
Segundo, se entiende que la respuesta inmune que se provoque no va a cambiar porque se reciba una vacuna diferente, siempre va a ser la misma, independientemente del compuesto que se reciba. Asimismo, los anticuerpos van a ser del mismo tipo independientemente de la vacuna, igual va a ocurrir con la inmunidad celular, la cuál no será distinta porque se haya recibido otro tipo de vacuna.
Tercero, desde siempre se han usado las combinaciones de vacunas en un solo compuesto, obviamente con antígenos distintos, es el caso de la pentavalente que tiene cinco vacunas en una sola, igual que la triple viral, con ninguna ha pasado nada. Asimismo, en la práctica se le ha aplicado a los niños las vacunas de un laboratorio y se continúan las siguientes dosis de otro diferente.
Cuarto, no creo que deba haber temor a que se produzca algún estado de incompatibilidad por usar vacunas diferentes, ya que los antígenos han desaparecido del organismo antes que le toque toque la siguiente dosis y toda la actividad inmunogénica del proceso habrá concluido. En eso radica la lógica de espaciar las dosis de las vacunas.
Quinto, los cambios de medicamentos y compuestos inmunológicos son normales en la práctica médica. Sustituir un antibiótico por otro es un hecho muy común en el tratamiento médico, eso también sucede con los analgésicos, los antipiréticos y anti-inflamatorios, por mencionar algunos. Los medicamentos son frecuentemente sustituidos por otros similares para lograr una mejor respuesta. Esto se hace con frecuencia en el ejercicio médico sin tener que esperar ningún un tiempo para hacerlo.
Basado en estos fundamentos es que no vemos ningún riesgo cuando sea necesario sustituir una vacuna por otra, ya que el objetivo es completar el esquema de inmunización que se ha iniciado, única manera de superar la grave crisis de salud en que nos encontramos.
No debemos prestar atención a rumores que ponen a correr en las redes sociales para producir daño al proceso de vacunación, el cual, hoy es más importante que nunca. Las ideas falsas sobre las vacunas solo buscan crear resistencia en la población.
En estos momentos lo que vale es ser positivos, confiemos en nosotros, con el esfuerzo de todos, estamos seguros que vamos a salir pronto de este mal que nos ataca.
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